Estas cosas ocurren a diario, así que debo admitir que no me pilla de sorpresa; de hecho, lo que ha sucedido es lo más lógico que podía pasar. (Eso no quiere decir que no duela).
Sí, vale, las cosas cambian, la gente cambia, todos cambiamos. Y yo la primera. Por eso a estas alturas de mi vida no tengo ni ganas ni intención ninguna de ir tergiversando asuntos que ni me van ni me vienen, porque quienes me conocen saben que no es mi estilo. Tampoco voy a dar explicaciones de mi vida porque tengo la conciencia bien tranquila.
No tengo nada más que decir.
PD: Cada día me doy más cuenta de que mis amig@s los cuento con los dedos de la mano. Con los de una mano.
Ðũļċe Ŀōςϋra