Classical Music

El viernes pasado estuve en un concierto. El hecho no tendría mayor relevancia si no fuera porque era de música clásica y hacía años que no iba a uno. El volver a ver un concierto de este calibre en directo, me hizo retroceder en el tiempo y recordar que una vez yo fui (salvando las distancias) uno de esos músicos. Volví a mis años de Conservatorio.
Creo que nunca he hablado de esto aquí y poca gente que me conozca personalmente lo sabe. No es una etapa de la que me arrepienta, pero tampoco de la que me guste alardear. Fueron cuatro años que me marcaron, para bien o para mal.

Desde que tengo uso de razón he escuchado música de todo tipo. A mis padres también les encanta (en especial a mi padre) y siempre me compraban algún cd cuando era mi cumpleaños o por Navidad. Iba con los "cascos " a todas partes. También dí clases de solfeo y años después me presenté a la prueba de acceso del conservatorio. No me cogieron para el instrumento que yo quería puesto que se cubrieron todas las plazas, pero sí me aceptaban para el fagot, instrumento que se añadía ese año al Conservatorio de mi ciudad. Mis padres me animaron y me dijeron, que, aunque no era el que me interesaba tocar, bien merecía la oportunidad de aprender música en condiciones. Les hice caso y seguí su consejo.

Como decía, no me arrepie
nto de haberlo hecho, hubo momentos que recuerdo con mucha nostalgia, pero también fueron años muy duros, principalmente porque me pilló en muy mala época (es decir, en plena edad del pavo). Mención a parte la tienen ciertas clases a las que yo recuerdo ir temblando y ver salir a la gente llorando de lo exigentes que podían ser con nosotros, que aún éramos unos críos. Sin embargo, con el instrumento no tuve tantos problemas, de hecho mi profesor me animó a continuar con el Grado Medio, pero no me decidí a dar el paso... Me sentía algo desaminada: No había estudiado el instrumento que siempre me había gustado y el nivel de exigencia era demasiado alto para un Grado Elemental. Supongo que no me encontraba preparada para tanta presión.

Soy una música frustrada, pero siempre me quedarán los conciertos...



"A Classical Sound" by torchdesigns
(devianART)





PD: Aprovecho este post para desearos feliz salida y entrada de año. Que el 2008 venga cargadito de sorpresas (de las buenas)... ¡Y os traiga mucha felicidad!


Una imagen...

Os dejo aquí un enlace de la que, en mi opinión es la mejor escena de amor de los últimos tiempos (que no de todos los tiempos). Sé que soy una ilusa y una soñadora, pero me gusta creer que estas cosas existen y dan un poco de sentido a la vida en este mundo tan loco...

Pincha la foto y juzga tú mism@:






Me pongo meláncolica en estas fechas...

¡Feliz Navidad a tod@s!



Ðũļċe Ŀōςϋra


Cuando quiso darse cuenta, era otra vez otoño

Cuando quiso darse cuenta, era otra vez otoño y las hojas volvían a caer de los árboles. Siempre le gustó esta época de año, de hecho era su favorita: Ver los caminos cubiertos con una manta multicolor la llenaba de vida. Rojo, amarillo, marrón... Para ella el otoño no era signo de decadencia, sino de ilusiones y renovación.
Sin embargo, aquel no era el momento de pensamientos idílicos. Estaba allí con un objetivo muy concreto. Caminaba por el sendero del bosque con paso firme, sin miedo, aunque en su interior se mantenía alerta permanentemente. Sus pisadas resonaban en silencio, y, aunque había luz de sobra, no podía evitar sentirse sobrecogida por la quietud del lugar. Era una lástima no poder disfrutar del paisaje, ver como el sol se colaba entre las ramas de los árboles a medio desnudar... Pero al fin y al cabo era su trabajo, y debía concentrarse.



Casi las nueve de la mañana. Parada del autobús de las afueras de un pueblo cualquiera de montaña. Cuando llegó allí no observó nada fuera de lo normal. Apenas nadie por la calle a esas horas. No llevaba micro para no levantar sospechas, pero sí pistola. No era partidaria de usarla, pero por si acaso la cosa se ponía fea, la ocultaba en un costado bajo su abrigo... Oyó el motor de un coche que se acercaba. Eran las nueve en punto. El Renault Clío azul se detuvo a escasos metros de ella sin apagar el motor. Montó. Sabía de sobra quienes eran los ocupantes del vehículo.


Los dos terroristas más buscados por la policía la saludaron con un apenas perceptible movimiento de cabeza. Prosiguieron su camino sin dirigirse la palabra.


Años de intenso estudio, seguimiento, muchas noches de vigilia, y sufrimiento... El suyo era un trabajo muy peligroso, pero sabía que tarde o temprano tanto esfuerzo daría sus frutos. Había conseguido infiltrarse en la organización sin levantar sospechas, aparentemente se convirtió en uno de ellos, y así fue como conoció la idea del atentado. Afortunadamente todo estaba a punto de terminar, al llegar al punto concreto, sus compañeros estarían esperándola, les pillarían por sorpresa y al fin los detendrían.


De repente se sobresaltó. Habían girado en una intersección, cuando el camino que debían seguir era todo recto. Apenas llevaban media hora de recorrido.



-¿A dónde vamos?- preguntó intentando parecer tranquila.
-A echar gasolina. -contestó con voz seca el que conducía.



No le gustaba. Respiró hondo, no debía perder los nervios... Aquello iba mal. Por esa zona no había ninguna gasolinera. ¿Qué podía hacer? Si al menos hubiese llevado el micro para comunicarse con la central...

Otro volantazo. Un claro en el bosque. El coche se detuvo bruscamente. La sacaron a empujones.
Intentó mantener la calma. Pero era imposible. La habían descubierto y ahora iban a matarla.

-¿Qué te creías?, ¿Qué ibas a venir con nosotros "de Fallas"? -dijo el conductor, el más fornido -¿Pensábaís que no nos íbamos a dar cuenta, que no sabíamos quién eras?
-Jejejeje -rio el otro, delgado y bajito.


Silencio.

- ¿No vas a decir nada, zorra?


Les sostuvo la mirada. No iba a darles el gusto de que la vieran temblar de miedo.


- Abre atrás- dijo al enclenque- Vamos a enseñarla su regalo.

La socarronería con la que dijo aquello le hizo prepararse para lo peor. Cuando abrió el maletero, no pudo creer lo que vio. Allí estaba amordazado, Roberto. Polícia también, compañero de trabajo y además, amante. La ropas rasgadas y un reguero de sangre cubría la lona. Empezó a temblar...


- Ahora te toca a tí.


Se puso de rodillas de espaldas a ellos. Las hojas marrones del olmo crujieron al apoyarse, hicieron que sintiera menos el frío del suelo.


-
Tú y todos los tuyos tenéis los días contados. Nosotros somos el futuro... Jamás podréis pillarnos, ¿me oyes?


Disimuladamente, agarró la pistola. Contó mentalmente hasta tres. Se giró.



Dos tiros sonaron al unísono. Dos personas caían al suelo y una tercera huía.





En memoria de Raúl Centeno y Fernando Trapero.
¿Hasta cuándo vamos a seguir así?
¡Basta ya!




Ðũļċe Ŀōςϋra




Para más y mejores Historias... El Cuentacuentos









Sweet Babboo

Al mal tiempo, buena cara... Aquí os dejo una viñeta para que sonríais un poco a este día tan gris
;)





¡Feliz fin de semana!