Saint Patrick´s Day
11 de Marzo
Aquella mañana de jueves de 11 de Marzo parecía ser un día como otro cualquiera. Me levanté con sueño, me duché, y me vestí. Ese día decidí estrenar una camiseta azul en la que, con letras blancas, se podía leer: "Hogar de Esperanza". Bajé al comedor de mi residencia para desayunar. Mientras esperaba a una compañera, oí a los chicos de la mesa de al lado comentar algo sobre un atentado, nada grave, dijeron, y siguieron hablando de sus cosas. A llegar mi amiga hablamos sobre ello, pero ninguna de las dos sabíamos qué era exactamente lo que había ocurrido. Cuando terminamos de desayunar salimos en dirección a la facultad, pero, cuál fue mi sorpresa cuando antes de salir de la residencia, al pasar por la sala de proyecciones no cabía un alma. Me puse de puntillas para intentar ver algo, y lo que ví me heló el alma. Las imágenes de un tren completamente destrozado llenaban la pantalla. Al parecer había sido en Madrid. Eran las 8:30 de la mañana. La gente de la sala no hablaba, el bedel de nuestra residencia tenía los ojos rojos.
Mi móvil empezó a sonar. Aunque yo no utilizaba el metro para ir a la universidad, ni tampoco estaba cerca de la zona, padres, amigos y demás familiares comenzaron a llamarme. Estoy bien, sí, no sé nada, me acabo de enterar. Fueron las únicas frases que pude articular.
Llegamos a clase, el ambiente era tenso, nervioso, caótico. Dos compañeros que sí venían en metro no habían llegado. Mi mejor amigo (que estudiaba también en Madrid) no cogía el teléfono. Fue imposible dar la hora entera. La profesora nos dejó marchar. La gente corría por los pasillos. Había lágrimas y caras desencajadas.
Se suspendieron las clases oficialmente. Luego le siguieron las concentraciones silenciosas y las manos blancas en un día gris. Gris y triste. Después hubo lluvia y manifestaciones multitudinarias.
Tristeza, rabia, impotencia.
No volví a ponerme esa camiseta.
Esta soy yo (III)
Palabras
"Quizás porque nací en domingo, hija del sol, mi vida está llena de prodigios. Yo he oido campanillear los árboles del bosque a mi paso, las grullas me han llevado en su vuelo hasta las tierras pardas del sur, y he visto danzar a las hadas...
Como ellas quisiera ser: Hermosa y fuerte, resplandeciente, poderosa para convertir en pan la mugre de los pobres, en salud el dolor de los enfermos y en gozo la pena de los desdichados.
Pero tan solo soy Elisabeth, duquesa de Baviera. Mis trenzas se deshacen apenas las he peinado, y mi corazón sufre a menudo.
Entonces escribo poemas, para echar fuera la congoja que me invade cuando oscurece, la fatiga de un cuerpo que no se atreve a vivir lejos de la luz..."
Isabel de Wittelsbach- Witteslbach (Sissi)