The Course

Hace un tiempo, mi compañera de trabajo y yo hicimos un curso. Teníamos muchísimas ganas de hacerlo, puesto que era un tema que nos interesaba y, además, lo gestionaba nuestra empresa. Es decir, era gratis.

Hasta ahí la parte buena.

Los problemas empezaron cuando nos dijeron que el curso sería fuera del horario laboral.

¡MEC! Nos habían asegurado que el curso iba a impartirse entre semana.

Después resultó que las fechas del curso serían durante dos fines de semana que teníamos planeado una escapadita... Así que a cancelar planes, qué le vamos a hacer (el curso lo merecía).


Y, claro que sí, el curso lo merecía. Y fue muy interesante. Y aprendimos muchas cosas que no sabíamos...


Pero en la sala donde estuvimos hacía un frío que pela, el curso se hizo demasiado denso y, para colmo, la profesora era una borde.

- Acabé muy rebotadada tía -me decía mi compa el lunes siguiente-, y todavía no entiendo por qué narices la profesora no hacía más que reñirnos cada vez que se acercaba a nosotras. Tendría que comprender que era algo que no habíamos visto nunca y que estábamos aprendiendo.

(Es cierto, la profe en cuestión no tenía nada de paciencia y tuvo un par de gestos que no me gustaron nada)

- Fíjate si acabé rebotada -seguía contándome- Que el domingo, cuando por fin terminamos, al salir del hospital, me crucé con un abuelillo que subía por la rampa, y le dije "¡Señor!, ¡Haga el favor de llevar la muleta en la otra mano, por Dios!"

Melancholy

A veces viene de repente, sin llamarla. Otras, te asalta brutalmente con un recuerdo, un sueño, una palabra, una conversación... Te pilla totalmente desprevenida, pero, así es ella, impulsiva, arrasadora. Llega y lo pone todo patas arriba

Y hay momentos que no me importa que se quede, pero sólo de visita, que si no es vicio.


Hace un tiempo, me acordaba de que cuando tenía dieciséis años, decía con orgullo que no me arrepentía de nada de lo que había hecho hasta ese momento. Inconsciencia y soberbia propia de la edad.
Ahora, diez años después, me arrepiento de demasiadas cosas. Algunas por haberlas hecho sin pensar, y otras por haberlas pensado demasiado y no hacerlas. Hay cosas que no volvería a hacer jamás, y alguna otra que sí volvería a hacer, pero de otra manera...

Y sin querer, te das cuenta de que el tiempo pasa factura. El tiempo, implacable, pasa. Las cosas cambian, y la gente también. Yo he cambiado, ya no soy la misma. A veces echo de menos la chica que fuí: Alegre, extrovertida, algo alocada... Y me pregunto dónde estará. Dónde quedaron aquellos maravillosos años de felicidad y falta absoluta de responsabilidades. Y no es que ahora me queje, no penséis mal. Sólo que a veces vivo un poco anclada en el pasado.

Inevitablemente, a veces echo en falta a gente. Personas que pasaron por mi vida. Y les echo de menos. ¿O extraño el momento en sí más que a la persona? Qué se yo.


Y de repente, eres consciente de algo importante. Algo que quizá siempre estuvo ahí y no fuiste consciente de ello. Algo que te llena hasta lo más profundo de tu ser. Y piensas, y si...

Pero ya es demasiado tarde para...




Melancolía... Bonita palabra para definir mi estado de ánimo.



http://www.youtube.com/watch?v=e-IDD3pRztM


Time

Tiempo. Hacía mucho tiempo que no pasaba por aquí. A veces por pereza y otras por falta de eso, tiempo.

Y cuando por mí, una se decide a entrar, para ponerse al día y contestar a esas personas que se acuerdan de tí, que preguntan qué es de tu vida, que dónde te metes... Blogger decide que no puedes entrar, sí. Cosas que sólo me pasan a mí.
Entonces volví a dejarlo, pensando "ya lo miraré con más calma", y siguió pasando el tiempo.

Hasta hoy.



Estoy de vuelta. Con cosas que contar.