Belcanto

Todo el mundo la adoraba. Todos la querían y la idolatraban. Era una diva. Y lo sabía.

Aunque yo también era músico y me movía en círculos similares, nunca había coincidido con ella. Un día, mi suerte cambió: Fuí el pianista elegido para acompañarla en su nueva gira de conciertos por todo el mundo. Era la oportunidad de mi vida, aquella con la que cualquier pianista soñaría. ¡Por fin mis duros años en el conservatorio tenían su recompensa! Y acepté, vaya que si lo hice.

La elección de las piezas fue meticulosamente estudiada por Ella: Lo que quería, se dejaba; lo que no, se eliminaba sin objetar. Ensayar era una auténtica tortura: Tan meticulosa, tan pulcra, tan caprichosa, tan perfeccionista... ¡Qué mujer! Pero cuando cantaba... Se diría que era perfecta. Hacía con su voz lo que deseaba. Era como oir cantar a un ángel.

Allá donde iba levantaba pasiones. Era imposible estar indiferente en su presencia. O se la quería o se la odiaba, no había punto medio. Estaba en el mejor momento de su carrera y lo aprovechaba al máximo: Fiestas, alcohol, joyas, amantes por doquier... Yo intentaba mantenerme al margen, sus excentricidades me cansaban y el séquito que le rodeaba me irritaba de sobremanera. Yo amaba la música, había luchado mucho para conseguir llegar hasta donde estaba. No iba a desperdiciarlo haciendo locuras.

-¿Eres siempre así de aburrido? -Me espetó en medio de una cena en Milán.

Sus ojos negros me miraban desafiantes desde el otro lado de la mesa. Si hay algo que tengo es orgullo, y no quería parecer un fracasado ante Ella, así que bebí para parecer más animado. Ahí comenzó mi perdición. En un momento de valentía, me permití observarla desde un rincón con ojos de hombre, no de pianista. Estaba espléndida: Su melena morena, suelta y ligeramente ondulada; el colgante de brillantes con los pendientes a juego y el vestido de tafetán azul realzando sus pechos. Supongo que ella se percató, porque, de pronto, sin saber cómo ni porqué estaba de camino a su habitación agarrado de su mano.

Abrió la puerta y se abalanzó sobre mí. Me quitó la ropa, devoró mi cuerpo. Yo simplemente me dejé llevar: Ella me hizo el amor, me abrasó. Era incansable. Cada vez que terminaba, me pedía más y no cesaba hasta que conseguía lo que quería.


La mañana siguiente me echó de la habitación y me advirtió que si contaba a alguien lo nuestro, me quedaría sin trabajo. Ahora estoy preso, y cuando los demás amantes se cansan de ella, viene a mí loca de deseo. Creo que no hay peor tortura en esta vida que estar enamorado y no poder confiárselo a nadie. Sólo puedo aspirar a ser su pianista en los conciertos... Y su esclavo entre las sábanas.



Dulce Locura





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(devianART)




8 confesiones:

Anónimo dijo...

Qué diosa más odiosa.
Muy bonita tu manera de contar.
Me gustó el relato.
Besos.

Ailën dijo...

Uf, gente así (en la escala de los no-divos) me saca de quicio.

shopgirl dijo...

Me encanta. Yo soy de las que la odiaria xDD

AdR dijo...

Yo sería pianista hasta el final pero... esclavo, así... como que no :)

Las divas, en todos los terrenos, siempre me han impresionado pero no son recomendables. Las que he conocido, mienten.

Besos.
P.D.: Sigue escribiendo así, me gusta.

Mónica dijo...

"Tengo ganas de tí" no está todavía en bolsillo, salió a la venta en España el 26 de enero, así que para la edición de bolsillo habrá que esperar, porque supongo que la sacaran.

Esto querrá decir que ya has acabado "Tres metros sobre el cielo"!!!
¿Qué tal? Ya me contarás.

Feliz día del libro.

Mua!

Anónimo dijo...

"eres siempre así de aburrido?" es una de esas frases que se bastan solas para definir a alguien... tras ella, yo me hubiese perdido, como él, en la esclavitud por ella. ya me pasó una vez, y el magnetismo es tan grande, que parece imposible ni tan siquiera imaginar el poder escapar...

Bea dijo...

Guapaaaaaaaaaaaaaaaa, me encanta que tengas el blog tan bien cuidado y que sigas escribiendo.

Yo también sigo, aunque estoy viviendo una época tan buena, que ya me paso menos por internet.

Un besazo!!!!

Nebulina dijo...

Sabes? esa diosa me ha recordado a alguien que conozco..
Un beazo!