Spinning around

Si algo tiene solución, para qué darle vueltas. Y si no la tiene, ¿por qué darle vueltas también?


¿Para qué malgastar el tiempo? Al fin y al cabo, sólo vivimos una vez. Así que si ya hiciste todo lo que estuvo en tu mano, no te comas más la cabeza pensando cómo arreglarlo. Quizá la solución esté a la vuelta de la esquina, sea la que menos te esperes, o, puede que, simplemente no haya solución.


Sigamos sintiendo y disfrutando cada uno de los momentos que nos ofrece la vida. Cada instante cuenta, así que... ¡A vivir!





11 confesiones:

X dijo...

Te ha faltado decir eso de "probablemente Dios no exista...", jejejeje. La verdad es que es una filosofía pragmática, preocuparse en exceso nunca lleva a nada, los asuntos que no tienen solución hay que tragárselos sin más, y a los que la tienen, hacerles frente, pero no lamentarse ni autocompadecerse.

Besos.

Nebulina dijo...

A vivir toca si..
Un beszo!

Ailën dijo...

¡Exacto!

Y para eso están los puentes... (bueno, no sé, realmente, peor importa poco, jijiji)

Besos!

Yopopolin dijo...

gran reflexion la de hoy, si señorita!
aunque muchas veces es dificil ponerla en precatica... xD

feliz puente!

Unknown dijo...

Pues sí la verdad es que sí, que mal llevo yo eso, pienso que la mayor parte del tiempo lo único que hago con el perderlo.

Bea dijo...

Me encanta The Corrs.
Pasa un buen domingo mi niña!!!

ardid dijo...

Pienso lo mismo que Yopopolin y también me he apuntado al carro de vivir como mejor se pueda, y a intentad ser felices :)

Bssss

Chocolate dijo...

Ha vivir el aqui y ahora!

Pensar tanto confunde, es mejor guiarse por la intuición y por el corazón :)

au revoir

AdR dijo...

Claro que sí, eso es lo que intento, darle las mínimas vueltas a las cosas... si es que es imposible no darle ninguna...

Pero se vive, ¿eh?

Besitos

Ailën dijo...

¡Señorita! Ha sido usted nominada a un meme... muahahah

Victoria dijo...

Pero qué difícil es. Es una frase que te puedes decir a tí misma, pero... Es inevitable que las preocupaciones vuelvan. Son como una suegra pesada. La sobrellevas como mejor puedes, la soportas e intentas deshacerte de ella el mayor tiempo posible, pero termina regresando.

Es complicado lograr ese estado "zen". Pasito a paso, relativizando...